martes, 20 de diciembre de 2011

Navidad, familia y otras zarandajas

Llegando a estas alturas del año ó mejor dicho, hace ya algunas semanas, que voy con el tiempo justo para no perder la costumbre, nos asaltan las fechas que más opiniones divergentes causan: la Navidad. Hay quien la adora y se pasa el día poniendo espumillón y velitas y haciendo galletas de gengibre; comprando con amor y cariño regalos para toda la familia y planificando cuidadosamente el menú de Nochebuena y, por contra, hay quien detesta la fecha y no deja pasar un dia sin mencionarte, venga ó no a cuento en la conversación, lo falsos que son éstos sentimientos pastelosos, que si pudiera se metería a hibernar hasta el 7 ó 8 de Enero, que si es un derroche consumista intolerable habida cuenta de la cantidad de personas que estan pasando hambre y necesidades en todo el mundo, se quejan de tener que soportar a sus familiares durante interminables comilonas que te deajn el colesterol por las nubes y tal y tal...en fin, he de decir que yo he estado en ambos lados y hoy por hoy casi que me quedo en la trinchera, justo enmedio de las dos posiciones.
Por un lado nunca he sido capaz de crear una atmósfera navideña maravillosa comme il faut,  más bien la cosa ha sido un colgar los adornos justo unas horas antes de que lleguen los comensales, planificar y comprar los ingredientes del menú me ha parecido siempre una especie de tortura en la que me he gastado una cantidad de dinero casi obscena y los regalos, pues una obligación cumplida de muy malísima gana, para que nos vamos a engañar. Pero eso si, desde niña me ha encantado juntarme con la familia, el olor del abeto y las lucecitas de colores. Me da una rabia tremenda las personas que apelan a los más desfavorecidos con el argumento tan manido de "fíjate; ahora hablan de los que no tienen nada ¿es que durante el resto del año no existen? me da asco esta hipocresía comercial", son los mismos que no se acuerdan del prójimo nunca, ni en Navidad ni en San Juan ¿quien es el hipócrita? al menos seamos sinceros y digamos que la Navidad nos toca las narices por el motivo que nos las toca, porque hay que gastarse una pasta y juntarse con la familia si ó si.
 Pero, amiguitos, todo tiene un porqué y cuando uno lo descubre todo se le hace más llevadero, las cosas adquieren un sentido más claro. No es casualidad que coincidiendo con el Solsticio de Invierno, cuando los dias son más cortos, nos de por juntarnos; es lógico pensar que desde muy antiguo la falta de luz nos hacía recogernos en nuestros hogares mucho antes, facilitando una convivencia mucho mayor que el resto del año con todo lo que ello conlleva: roces, tensiones, manifestación de conflictos, etc... También es lógico que la tradición sea llenar nuestras casas de luz, en forma de velas, bombillitas, brillos de toda clase; así como madera para hacer fuego (p.e. abetos). También tienen su razón las copiosas comidas y la acaparación de las mismas, que antaño tenían la función de proveernos de las calorías necesarias para aguantar las bajas temperaturas. Las prácticas de nuestros ancestros fueron dando lugar a una serie de ritos y símbolos que, por supuesto,  la religión se apropió: La decoración brillante, las velas y luces simbolizan la luz del sol, los frutos rojos y las ramas verdes invocan a la dormida naturaleza, incluso el pesebre con su niño Jesús simboliza la esperanza de un nuevo comienzo, el nacimiento de un niño interior en cada uno de nosotros. Podemos pasarnos estas semanas despotricando contra el mundo, estamos en nuestro derecho de dar nuestra pataleta, ó podemos aprovechar la energía reinante para poner nuestras cuentas al dia: aprovechando el ambiente festivo y la abundancia de bebidas alcoholicas, podemos decirle a nuestro padre, a la tia Gertrudis ó a los suegros, todo aquello que tanto nos duele ó nos molesta, el alcohol y la euforia navideña nos lo facilitará, así como nos servirá de atenuante, y aprovechando el ambiente de amor, más ó menos sincero, pedir perdón, perdonar a nuestra vez y abrazarnos y llorar y  marcharnos a dormir mucho más ligeros de lo que nos levantamos. La Navidad es el mejor momento del año para solventar los Karmas pendientes con las familias, el ambiente nos es propicio y a poco que nos dejemos llevar, siempre actuando desde el corazón, podemos resolver aquellos nudos emocionales que llevamos años apretando. Seamos como los niños que expresan su frustración con pataletas y lloros, no temen llorar y gritar y siempre recuerdan al final que te quieren y  pasada la tormenta, relucen como un arco iris.
Por supuesto tambien podemos expresar nuestros buenos deseos y propósitos, hacer buenas obras y  dar una oportunidad al amor y la paz, ¿que tambien se puede hacer a lo largo del año? pues claro, con más razón; hoy es un dia tan bueno como cualquier dia futuro, mejor dicho, es mucho mejor, porque hoy es hoy, es presente, y el futuro no ha llegado y quien sabe si llegará.
Por todo ésto os deseo que el espíritu de la Navidad, de la vuestra, os oriente en aquellas cosas que deben ser sanadas y os suavice el trago a base de viandas, dulces y villancicos


           FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO NUEVO




P.D. al hilo de éstas reflexiones y para facilitar mi propio trabajo personal os anuncio que voy a limitar muy mucho mi presencia en la red hasta pasado fiestas. Nos leemos en Enero!!