miércoles, 10 de agosto de 2011

A veces vuelve

A veces vuelve, nunca sé cuando ni como, pero siempre me pilla de sopetón.
Puede ser en una calle blanca de un pueblo de la costa, puede ser una fragante noche de verano, un paseo por el campo; no sé que lo desencadena ¡ay, ojalá lo supiera! a veces el olor a hinojo, el sol, la luz, una canción, una palabra, un gesto, ¡mil cosas!.
Algo en mi interior inicia una espiral en el tiempo, se me eriza la piel, se me dilatan las aletas de la nariz, salgo de mi yo de hoy y entro en mi yo de entonces, ¡es tan vívido! estoy segura de que si algún espejo captase mi imagen en ese momento reflejaría la joven que fuí, en la más tierna juventud de los dias sin pasado y de las primeras veces de casi todo.

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El sorprendente e inédito olor de la primera noche en que salí hasta mucho más tarde de la hora de cenar, aquellos dias en Ibiza, apenas diecinueve años, en que recorríamos la isla en una Vespa alquilada; explosiones de color de las buganvillas, los jazmines inundando el aire, el aire frío de las mañanas en el Pirineo, el humo de la chimenea, el olor a rancio del albergue, el sabor de la nieve, su olor, si la nieve tiene un extraño olor a ozono, su textura; la magia de la noche de San Juan, el salitre, la brisa del mar; las panaderías de madrugada con su olor a panecillos y pasteles,  los hasta entonces desconocidos sonidos de la noche. Como entonces, se me tensa la piel como si fuera una pandereta, rejuveneciendo de golpe,vibrante;  se me aflojan las rodillas de puro placer de vivir, se me hincha el pecho en inhalaciones rápidas y profundas, como si quisiera quedarme para mi todo el aire del mundo, como si pudiera apresar el momento en mis pulmones y quedármelo para siempre, dejarlo salir poco a poco para revivir la sensación y atesorarlo después, avariciosamente, en mi interior. Es hasta doloroso como ya lo era entonces, placer de vivir y dolor de crecer, siempre juntos, conformando el mapa de mis sentidos. Y entonces se va, de repente un claxón, una pregunta, a veces no es nada en concreto, simplemente se va, como el humo, como el olor de mamá... pero por suerte, a veces vuelve; hasta ahora siempre ha vuelto y eso es parte de la gasolina que me hace seguir adelante, seguramente es el mismo combustible que usamos todos, diferente e igual; es lo que impulsa a los jóvenes a hacer lo que hacen, a vivir, a sentir ¡les entiendo tan bien! ¡somos tan ilusos pensando que podemos controlarlo! nadie puede, ni siquiera ellos, ni siquiera nosotros pudimos; vivirán, atesoraran momentos y sensaciones sin darse cuenta hasta que un dia vuelvan a ellos como vuelven a mi, como nos vuelven a todos. Por suerte, gracias a la vida, a veces vuelve.